Arritmias y marcapasos

¿Cómo funciona el corazón?

El corazón se encuentra situado en la parte izquierda del pecho, protegido por una carcasa ósea (esternón, costillas y vértebras) llamada caja torácica. Es como un músculo vacío de tamaño similar a un puño y dividido en cuatro compartimentos; dos superiores (aurículas) y dos inferiores (ventrículos). Para que circule la sangre a nuestro cuerpo, el corazón actúa como bomba natural.

En realidad, son como dos bombas, una a la derecha y otra izquierda. Cada una tiene una aurícula y un ventriculo. La función de la aurícula es recoger la sangre para después pasarla a la parte inferior, el ventrículo, que es realmente la parte del corazón que bombea la sangre. La parte derecha se encarga de recoger la sangre ya utilizada, para enviarla a los pulmones a recargarse de oxígeno. Una vez oxigenada, esta sangre llega a la parte izquierda del corazón, que la bombea y reparte por todo el cuerpo.

El ritmo cardíaco

En condiciones normales, quien marca el ritmo del corazón es una pequeña zona situada en lo alto de la aurícula derecha, llamada nodo sinusal, que es nuestro marcapasos natural. En este punto, se genera de forma espontánea un pequeño impulso eléctrico que se distribuye por el corazón viajando rápidamente por tejidos especializados de conducción y por las células musculares del corazón. Primero se propaga por las aurículas izquierda y derecha, que se contraen enviando la sangre de su interior hacia los ventrículos. Cuando ya se han llenado, los ventrículos se contraen expulsando gran parte de la sangre que contienen, el derecho hacia el pulmón y la izquierda hacia el resto del cuerpo. En reposo el corazón se contrae habitualmente entre 60 y 100 golpes por minuto.

Llamamos bradicardia a aquella situación en la que el corazón late lento. No se puede dar una cifra exacta que pueda considerarse límite, ya que depende de cada persona y del momento en que se mida. Por ejemplo, muchas personas, mientras duermen, descienden por debajo de 40 pulsaciones por minuto, y esto no es necesariamente anormal. Es más relevante saber si esta bradicardia provoca síntomas -como fatiga, mareos o desmayos- o se presenta en momentos en los que no debería aparecer. Cuando la bradicardia se considera excesiva o causa síntomas, puede valorarse la implantación de un marcapasos.

¿Por qué se produce una bradicardia?

Hay varios motivos que pueden producir bradicardia, pero algunos de los más frecuentes son la enfermedad del nodo sinusal (el marcapasos natural del corazón), o alteraciones del sistema de conducción del impulso eléctrico entre las aurículas y los ventrículos, llamados bloqueos. El envejecimiento es la causa más frecuente. También algunos medicamentos y algunas enfermedades cardíacas pueden producir bradicardia.

¿Para qué sirve el marcapasos?

La función de un marcapasos es ayudar al corazón a que la sangre se bombee a un ritmo adecuado, enviando unos pequeños impulsos eléctricos cuando sea necesario. Cuando el corazón late a un ritmo suficiente, el marcapasos no actúa, queda a la espera; cuando bajan las pulsaciones por debajo de un límite que podemos fijar, el marcapasos se pone en marcha. De esta forma, ayuda a mantener un aporte adecuado de sangre al resto del cuerpo en todo momento.

¿Cuál es el proceso de implantación de un marcapasos?



Hablamos de taquicardia cuando la velocidad con la que late el corazón sube por encima de 100 veces por minuto. Al igual que con las bradicardias, una taquicardia no siempre es anormal. Por ejemplo, haciendo ejercicio, cuando tenemos fiebre o estamos emocionados, es normal que las pulsaciones suban, a veces muy por encima de esa cifra; a esto lo llamamos taquicardia sinusal. Sin embargo, consideramos que una taquicardia es preocupante cuando aparece sin ningún estímulo natural que la esté provocando.

Un desfibrilador es un aparato que sirve para tratar las arritmias ventriculares.

¿Qué tipos de taquicardia existen?

Hay muchos tipos de taquicardia, que dividimos en dos grandes grupos dependiendo del lugar en el que se originan. Por un lado, están las taquicardias supraventriculares, muy frecuentes, que se originan en las aurículas; el segundo grupo son las taquicardias ventriculares, que aparecen directamente en los ventrículos. Las taquicardias ventriculares pueden causar síntomas muy graves, por lo que en algunos casos es recomendable la implantación de un desfibrilador.

¿Para qué sirve el Desfibrilador (DAI)?

Cuando aparece una taquicardia ventricular en un paciente con un DAI, el dispositivo enviará una secuencia de impulsos eléctricos a un ritmo más rápido que la taquicardia, para intentar tomar el control del ritmo cardíaco y conseguir eliminarla. Este tipo de terapia -que el paciente normalmente no nota porque es indolora- se llama estimulación antitaquicardia.

Si la taquicardia es demasiado rápida, o aparece una fibrilación ventricular, el corazón puede llegar a latir tan rápido que, a nivel práctico, es como si estuviera detenido, provocando la pérdida de conciencia o incluso una parada cardíaca. En estos casos, el DAI enviará una descarga o choque para intentar recuperar un ritmo normal.

La insuficiencia cardíaca es una enfermedad con orígenes muy diversos, que genera muchas molestias al paciente que la padece. A menudo está causada por una pérdida en la fuerza del músculo cardíaco, que hace que el corazón sea incapaz de bombear sangre suficiente en el organismo. Esta disminución en el riego sanguíneo provoca síntomas como cansancio, fatiga y acumulación de líquido en los pulmones y extremidades, entre otros.

Algunos pacientes con insuficiencia cardíaca presentan una alteración del sistema de conducción eléctrico, que provoca que el corazón lata de una forma desorganizada, reduciendo la eficacia de cada latido. Una opción para tratar esta alteración es la implantación de un tipo especial de marcapasos, llamado resincronizador, que se caracteriza por llevar un cable adicional, que se implanta en el ventrículo izquierdo. De esta forma, se consigue mejorar el latido y aumentar la capacidad del corazón para bombear la sangre de forma efectiva. La mayoría de pacientes notan una mejora notable en los síntomas después de esta intervención.

Algunas arritmias tienen su origen en ciertas células del corazón que presentan un comportamiento diferente al esperado. Por ejemplo, los impulsos eléctricos pueden propagarse por caminos no naturales o algunas células pueden tener una actividad eléctrica aumentada y llegar a dominar el ritmo normal proveniente del nodo sinusal.

En estos casos, la arritmia puede llegar a curarse eliminando las células que exhiben este comportamiento inadecuado, o creando una lesión que corte el paso a los caminos no naturales, para evitar su perpetuación. Esto se hace mediante una técnica llamada ablación cardíaca y se puede conseguir aplicando calor (radiofrecuencia) o frío (crioablación). Esta energía se administra a través de catéteres que, introducidos en el cuerpo por una vena o arteria situada en la pierna, llega hasta el interior del corazón.